miércoles, 18 de septiembre de 2013

Creando cultura de cine

La noche de los lápices, fue la protagonista



¿Realmente sentarse en un pupitre y luego irse a casa, es aprender? Nutrirse de conocimiento es hablar de los que nos molesta, inspira, excluye, incluye. Es más allá de tener un profesor cuyo adjetivo se ha convertido en una figura parecida a centinela. Algunos usan como técnicas de “enseñanza” la de vociferar junto a sus dedos autoritarios un “no sirves”, “estudiaste la carrera equivocada”, “bruto”, y otros calificativos despectivos que producirán el final de ésta hoja.  Expandir el conocimiento y retroalimentarse ante lo que rodea a los protagonistas, es decir, los estudiantes como colectivo, es el deber ser de una cultura universitaria.



Por lo tanto, actividades como las de ayer, son un pequeño aire de luz. El salón del los espejos, perteneciente a la Universidad Arturo Michelena, fue el sitio que albergó a estudiantes de distintas carreras para ver La noche de los lápices, película argentina dirigida por  Héctor Olivera. El film relata el secuestro de unos jóvenes estudiantes inmersos en los comienzos de una dictadura militar, el crimen: reclamar sus derechos.


De ellos se debe aprender que la rebelión con causa es una forma de hacerse escuchar. Como primera fase para llegar a una estructuración de conciencia estudiantil, se debe usar el arte en todas sus facetas. De esta manera, un cine foro ayuda a generar pensamiento crítico y esa es la meta como grupo.  El pupitre es un amigo, pero quitarse la venda de los ojos, ayuda a crecer como individuo. 

Redacta - Luis Felipe Hernandez

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